lunes, 25 de octubre de 2010

(Re)Pensando

A veces
hace falta abrumarse
meterse la tristeza por las venas
- a la brava -
llenarse los ojos
de lunas secas
y luego dejarlas ir
mientras se escurren
des
pa
cio
por los dedos.

A veces hace falta
- estar nublado -
darse sobredosis
(de Sinatra y de Silvio)
beberse el café
- medio amargo -
llorar el dolor (ajeno),
a todo pulmón,
a lágrima viva,
para que (re)nazcan
flores
de las manos.


miércoles, 13 de octubre de 2010

Pa' Manolo


Desde ayer el mundo entero anda paralizado mirando como 33 mineros van re-naciendo, uno a uno, a cuentagotas, de las entrañas uterinas de la tierra. Cuando anunciaron que ya estaban listos para iniciar la misión de rescate sude frío, caliente y de todas las formas posibles y en menos de un segundo se me atravesó el alma en la garganta. Bajar dentro de una cápsula de 53 centímetros de diámetro la distancia equivalente a 10 torres de Eiffel no cabe dentro de mi mente como algo que quiera hacer. Pero mientras el Presidente le decía “traiga a los mineros” yo creo que a Manolo, el primer socorrista, eso ni se le ocurrió.

Allá fue Manolo, directo a la cavidad-útero en la que 33 seres humanos llevaban 69 días esperando que llegara el momento de su re-nacimiento. Y yo acá estaba atónita y me sentía como si estuviésemos pisando la Luna, pero a la inversa y le oré a todos los dioses habidos y por haber para que no temblara la tierra, que a ninguno le diera un ataque de pánico, que no fuesen claustrofóbicos, que las máquinas funcionaran a la perfección y que pudieran soportar el viaje-parto por el túnel. Unos 15 minutos más tarde llegó el Fénix a su destino.

Manolo bajó del Fénix y los mineros lo recibieron con abrazos que hasta hace muy poco tiempo parecían improbables, allá repartió saludos e instrucciones. Preparó al minero-primogénito, lo acomodó en la cápsula y en un momento ya se iniciaba el proceso de rescate-alumbramiento. Mientras la polea de la grúa daba vueltas, yo, en este lado del mundo, me bebía las lágrimas y tenía en el estómago la misma sensación que tenía el día que estaba por nacer mi sobrina.

Poco a poco, gracias al esfuerzo de muchos como Manolo, 33 seres humanos comenzaron su proceso de re-nacimiento a través del túnel. Y yo lo único que quería era darle un abrazo a Manolo y decirle “carajo Manolo, tú si eres bravo”.