jueves, 2 de junio de 2011

Calle - Microcuento



“Murió baleado esta tarde en la calle Pachín Marín”. Así rezaba el titular que anunciaba el tiro certero que le arrebató la vida. La música sonaba en las bocinas del carro mientras levantaban su cadaver. 25 años, el pecho lleno de huecos y una vida (estrenada) acabada de terminar.

1 Año



La luz de mis ojos tiene nombre de niña y mide poco más de 20 pulgadas. Cuando mi hermana me contó que iba a ser titi le compré unos zapatos de calaveras (que no le sirvieron hasta que tuvo un año) y en ese momento decidí que se iba a parecer a mi (así, toda egoista y sin tomar en cuenta la genética) y por ahora he tenido éxito, si le pones un libro y un juguete al frente, se va con el libro.

Su mamá le toma fotos casi todos los días para enviármelas y cuando no lo hace le monto una garata por teléfono. Si tengo suerte me envían un video. Porque soy su titi y ella vive en Orlando y yo en Puerto Rico, y la distancia me atropella las ganas de consentirla.

Cuando Anabella nació lloré como Magdalena, desde lejos, porque la reválida no me permitió estar cerca. Celebré su nacimiento tomándome una botella de champagne yo sola, porque a la gente grande se le celebra por todo lo alto y a son de burbujas.

La conocí personalmente a sus 4 meses de nacida y desde ahí nos hicimos cómplices. Ya Anabella tiene un año y a mi el tiempo se me pasó volando. Ya camina, "habla" y hace de las suyas. Anabella es la única persona que me puede llamar para "gritarme", lo único que dice – si tengo suerte – es “bye bye titi” y yo quedo acá del otro lado hecha mantequilla. Porque Anabella es mágica y genio; y me mira por el “Facetime” del teléfono (bendito seas Steve Jobs) y yo me derrito y le quiero comprar todos los parques de Disney y regalárselos porque si, porque soy su titi y ella me alegra los días.


miércoles, 1 de junio de 2011

(Entre)Líneas



En las noches,
si-gi-lo-sa
ando

/Es/

/Con/

/Di/

/D/

/a/

En el en-tre--lí-neas
de tu boca.