lunes, 4 de marzo de 2013

Yo soy










Mi nombre es Helga Lorena.  Mal contados tengo como 9 apodos.  La gente que quiero me llama Lorena, Lory, Lo, Lore, Loren, Lorenza, Lorraine, Helguis (which I hate, pero de quien viene no me molesta ni un poquito), Tití Helgs (Edmaris y Kay), La Presi y Srta. Red (mis amigos de La Vaca), Mita (así me dice mami), Helga Lavinia (tío Anibal, nadie más me ha vuelto a llamar así), Helguita, y lately, Helgorio (que se lee Jelgorio, y me encanta porque soy así alborotosa y me río duro).  De seguro tengo alguno más, pero la idea está clara, me llaman de muchas formas.  Es que tengo muchos sombreros.  De pequeña, en primer grado, quería ser astronauta, luego en segundo, quise ser ingeniero, en tercer grado, gracias a la lucha de mi abuelo contra el cáncer, decidí ser oncóloga, porque mi mente de 9 años no lograba entender cómo mi abuelo tan grande y fuerte, se deshacía en pedacitos frente a mí, y yo tenía que hacer algo.  Ya de grande entendí que viviría deprimida y que las fuerzas no me daban para tanto.  Más tarde, en la escuela superior, quise ser escritora e ingeniero, logré ser escritora, lo de la ingeniería no se me dio.  Empecé a estudiar Matemática pura en la Universidad, todo iba bien hasta que un día ¡puff!, me apagaron el chip, y ya nunca volví a entender los números (y sí, uso la calculadora para las sumatorias más tontas porque no confío en mí con los números).  De ahí mi salto a las Humanidades.  En mi bachillerato fui inmensamente feliz, quería ser profesora y escribir libros.  Un día Mayra Santos Febres me preguntó que para quién escribía y le contesté que para mí, porque escribir es mi terapia.  Eso ha cambiado un poco, pero la idea de leerme yo misma frente a un público me sigue dando vértigo, es casi como quitarme la ropa frente a un salón lleno de personas que no conozco, y yo soy liberal, pero ni tanto.  Por eso siempre digo que el día que yo publique algo voy a reunir un grupo de la gente que más quiero para que me lean.  

Después del bachillerato me hice abogada.   Soy abogada porque mi profesión me permite ayudar a la gente… abogada del pueblo una vez me dijeron y así me siento.  La satisfacción más grande es que al final del caso mi cliente me abrace y me diga gracias… eso me renueva las energías para seguir adelante, aún cuando hay días en que pierdo la fe.  Soy abogada, sí, pero antes soy escritora y humanista, libre, soberana y tropical.  Mi profesión no determina quién soy como persona.  Soy dada, quizás un poco de más porque me gusta que la gente que es importante para mí lo sepa.  

Mi visión de la vida es práctica.  Si quiero hacer algo, tener un gesto o un detalle con alguien importante para mí, lo hago pensándolo en su acepción más simple.  Si te quiero y te veo triste, de la nada puedo aparecer con un chocolate y no quiere decir nada más que quiero que te animes y que veas que hay razones para ser feliz… y el chocolate es una de ellas.  Estoy programada para resolver problemas, eso sí se lo debo a la abogacía, resolver situaciones de la forma más eficiente posible en la menor cantidad de tiempo.  Eso me gusta y no es nada del otro mundo.  Si alguien que quiero necesita algo y yo lo tengo, no tengo ningún problema en darlo, nunca he sido apegada a las cosas materiales y no voy a serlo ahora.  Tampoco me importa el dinero, si lo tengo y lo puedo compartir, lo hago.  Mi visión de la vida es sencilla, en todas las facetas de mi vida, sencilla en todo, sin complicaciones.  Y quien no pueda entenderme o ver más allá de lo que se ve por encimita, too bad, que le vaya bonito.  No pretendo controlar la vida de nadie, porque no me gusta que controlen la mía.  Sí, soy líder, y no pido disculpas por eso, ni por nada de lo que soy.  No me gusta la indiferencia, ni la mediocridad, no lo tolero.  Tengo muchas ganas de hacer algo para lograr un cambio en mi país y en el mundo (sí, todavía me queda algo de idealista).  Quiero escribir más, mucho más, bailar más salsa, reírme todos los días, prender velas e incienso porque me gusta, cocinar para la gente que quiero, seguir con los pies en la tierra, cultivar más amistades, escuchar música nueva, aventurarme, tomar champagne en la playa, ir más al cine, vivir un día a la vez y ser feliz, sin complicarme la vida pensando en cosas que no tienen importancia ni en lo que va a pasar mañana, si hoy es lunes, quiero vivirme el lunes, ya si no se acaba el mundo, bregaré con el martes cuando llegue… porque siempre he visto la vida de una forma sencilla y éste no es el momento para empezar a verla de una forma diferente.