jueves, 29 de julio de 2010

A la ligera


Hace unos cuantos días, quizás más - porque literalmente no se qué día es cuando abro los ojos - parece que la desconexión ya es evidente… uno de mis jefes me fue a preguntar que día era y antes de terminar la oración dijo “no, es que a ti no te puedo preguntar porque estás en otro sitio”. En resumen, paso las semanas con ganas de abrir los ojos a diario y escuchar un viernes que me sepa a gloria. Ando a la ligera, porque no me puedo dar el lujo de restarme minutos de estudio.

Trabajo 5 horas, estudio 9, duermo lo que los sueños me dejan y los viernes no hay quien me haga abrir un libro (hasta que el cargo de conciencia hace efecto, entonces miro, aunque sea un repaso). Todos los días pienso que debería desayunarme un pedazo de bizcocho de chocolate, pero me conformo con un te de chocolate y menta mientras plancho. En los últimos meses he comprado marcadores de todos los colores y tamaños posibles y puedo dar fe de cuáles son buenos y cuáles no valen la pena; también puedo hablar de los “tabs” y de los repasos heredados que hay que actualizar para poder usarlos sin peligro de confundirse.

La semana pasada en un mismo día me chocaron el carro, se fueron a la fuga y cuando me bajé a tomarle fotos al golpe dejé las llaves del carro encerradas… $60 dólares más tarde – gracias a la intervención divina de un cerrajero que en menos de 3 minutos abrió mi carro como si fuese tan fácil como pasar una página… y en un abrir y cerrar de ojos, me cayeron encima los pasados 20 lunes que se me escaparon de la vista.

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