lunes, 15 de abril de 2013

80tosa


Crecí en los 80.  Con la vida llena de colores neón, pelos encrespados a fuerza de toneladas de spray, leggins, tshirts, gafas, hombreras y la mejor música de todos los tiempos.  Crecí viendo “The Goonies”,  bailando “Girls just wanna have fun”, cantando las canciones de Madonna y pensando que mi casa era un escenario.  Jugué en la calle, me caí mil veces, corrí detrás de mis primos y bailé las canciones de Menudo y de Los Chicos en la sala de mi casa.  Crecí en los 80 y no sé lo que es el Ritalín, aunque de seguro tengo ADD, estoy casi convencida, para mi bastaba una mirada terrorífica de mami para que yo quedara quieta y en cintura en -3 segundos.   Crecí en los 80 y mis vecinos eran parte de mi familia.  Las fiestas en mi casa eran casi fiestas de la calle porque venía el primo, del vecino, del amigo de la casa de al lado y al final era un rumbón en el que había gente de todas partes.  Crecí en los 80 y corría bicicleta por la calle (nada de eso de “bicijangueo”) traté los patines, pero resultó ser un desastre termonuclear tamaño monumental que nunca volveré a repetir (lo pienso y me vuelven a doler las coyunturas).  Crecí escuchando salsa y rock por culpa de mis tíos y terminé cocola/rockera e irremediablemente musical.  Crecí en los 80 sin saber lo que era el miedo a salir a la calle a jugar, conociendo a todos mis vecinos,  jugando en sus casas y queriéndolos como si fueran parte de mi familia.  Crecí en los 80 y brincaba jugando Mario en el Nintendo.  Brincaba y pegaba gritos como si fuera yo misma a caerme por el precipicio cuando Mario no agarraba a coger el chavao’ elevador.  Crecí en los tiempos más fabulosos y me da penita que mi sobrina crezca en los tiempos en los que los niños ya casi no juegan en la calle (aunque me alegra que ya no nos hagamos la ola en el pelo... de esa se salvó).

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