lunes, 22 de abril de 2013

Laura








Hay personas que llegan a tu vida para cambiarla, siempre he estado convencida de eso, y yo tengo muchos amigos que han cambiado la mía (no se me encuernen, que los adoro y lo saben), pero últimamente hay una que me ha cambiado los días.  A mi amiga la conocí cuando empecé a estudiar Derecho.  Las dos éramos, y seguimos siendo, dos alborotosas dentro de un mar de gente bastante aburrida.  Una vez empezamos a hablar hicimos “click” y de ahí en adelante siempre andamos enyuntás’.  Laura se ha convertido en parte de mi familia y por eso cena en mi casa en Acción de Gracias, Nochebuena y Navidad y anda metida en cuanto revolú me invento.  Laura conoce a mi familia, mami la adora y mi sobrina la llama por su nombre, aunque antes le decía “Yuya”.  Cuando Laura se va de viaje siempre me trae algo del país que visita y no lo digo por interés, sino porque ayer fue a mi casa y se dio cuenta de que las cosas que ella me ha traído están allí y se puso contenta.  Igual, cuando yo me voy de viaje le traigo cositas.  Es que Laura es así gigante, aunque sea bajita, y yo celebro todos los días que la tengo en mi vida, porque es así toda fabulosa.  En los últimos cuatro meses Laura ha sido vital para mi cordura, me ha escuchado en mis peores y en mis mejores momentos, nos hemos reído juntas como dos bobas y también hemos llorado.  Laura y yo hablamos, mínimo dos veces al día, todos los días, sin faltar uno, y cuando una de las dos no aparece la otra se vuelve loca texteando hasta que la fugitiva da señales de vida y es a son de “jelou! Explícame!” y nos damos explicaciones y todo sigue como si nada, porque Laura se ha convertido en mi hermana (nos falta pelear por el maquillaje y los cepillos).  Yo le digo a cada rato que un día nos vamos a reír de nuestras tragedias actuales y las dos nos reímos como dos locas diciendo que sí, que así va a ser, que un día vamos a estar sentadas riéndonos como dos anormales por nuestras complicaciones actuales, que un día nos parecerán puras bobadas, porque “esto tiene que cambiar” (chiste interno) y cambiará.  Y yo agradezco todos los días, sin dejar uno solo, que Laura forme parte de mi vida, porque es chispeante y divertida y todos los días me da razones para seguir.  Te quiero, condená!

No hay comentarios: